dissabte, 13 de juny del 2015

3. NARRACIONES GRÁFICAS



    Pasaba los días y las noches llorando. No necesitaba ningún motivo y cualquier ocasión era buena. Sin previo aviso, su expresión, fuere la que fuese, se convertía en un aguacero y millones de lágrimas resbalaban por sus mejillas dejando un mapa de líneas brillantes hasta llegar a la barbilla y finalmente, tras resistirse y tambalearse durante unos segundos, caer en un profundo abismo y entonces desprenderse y desaparecer para siempre.

   El agua todo lo arrastra y ella lloraba tanto que, un buen día, sus ojos no lo resistieron más y empezaron a perder tinta. La tristeza borró el azul del iris hasta volverlo completamente marrón, como si se tratara de un mar seco que deja ver la arena que hasta entonces había guardado celosamente escondida.

  Y así fue como sus lágrimas dejaron de ser transparentes gotas de lluvia para convertirse pues, en un chispeante líquido lapislázuli que quedaría permanentemente impregnado en su piel, como una prueba eterna de todos los momentos trágicos ya vividos.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada